El gato o gato doméstico, cuyo nombre científico es Felis silvestris catus, es un pequeño mamífero carnívoro. El gato vive en convivencia cercana al hombre desde hace unos 9.500 años, fecha muy anterior a las previas estimadas en 3.500 a 8.000 años. Los nombres actuales más generalizados (cat, chat, catto etc.) derivan del bajo latín cattus, palabra que aludía especialmente a los gatos salvajes en contraposición a los gatos domésticos que, en latín, eran llamados felis.
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Familia: Felidae
Género: Felis
Especie: F. silvestris
Subespecie: F. s. catus / F. s. domesticus
Basándose en la morfología los científicos han llegado a la conclusión de que los gatos salvajes (Felis silvestris), fueron los antepasados del gato doméstico. Reconstruir la historia del gato doméstico es muy difícil porque el esqueleto de éste y el del gato salvaje son virtualmente indistinguibles. Desde el punto de vista anatómico lo que les separa, además de una pequeña diferencia de tamaño, es principalmente el color del pelaje, pero la piel y el pelo que le acompaña no duran mucho tiempo enterrados.
Además, los restos de gatos domésticos, a diferencia de lo que pasa con las fuentes de alimentos como puedan ser las vacas, cerdos, ovejas y otros animales domésticos, son poco abundantes. El gato salvaje es una única especie, pero consta de cinco subespecies que viven en Europa, África Subsahariana, China, Asia Central y Oriente Próximo.
Se comunican con maullidos, gemidos, silbidos, gruñidos y alrededor de un centenar de diferentes vocalizaciones, además del lenguaje corporal. Se cree que el gato salvaje africano, Felis silvestris lybica es su ancestro más inmediato. Como animal de compañía, es una de las mascotas más populares en todo el mundo. Debido a que su domesticación es relativamente reciente, pueden vivir en ambientes silvestres formando pequeñas colonias. La asociación del gato con los humanos lo condujo a figurar prominentemente en la mitología y en leyendas de diferentes culturas, incluyendo a las civilizaciones egipcia, japonesa, china y escandinava.Es un animal instintivamente cazador. Los gatos de granja o de campo viven de forma semisalvaje y cazan ratones y ratas que de otra forma se comerían importantes cantidades de grano y otras cosechas. Los gatos domésticos tratan de capturar insectos, ratones y pequeños pájaros instintivamente, aunque generalmente no los consumen ya que estan acostumbrados a comer pienso y sobras del dueño
En el antiguo Egipto la primera aparición de gatos domesticados parece haber sido en el llamado período del Nuevo Reino. Aparecen en las pinturas antiguas e incluso se han encontrado gatos momificados que eran enterrados junto a sus dueños. Tienen un cierto parecido a los gatos salvajes con tonalidades atigradas. Para los egipcios, eran animales sagrados y, como tales, el castigo por matar a uno de éstos era la muerte. La diosa Bastet era representada con cabeza de gato.
Eran objeto de adoración y tratados como divinidades. Cuenta la leyenda que guerreros egipcios se rendían ante los persas cuando éstos sostenían gatos frente a sus escudos, ya que los persas sabían que los gatos eran considerados casi como dioses. Los egipcios eran capaces de rendirse antes de lastimar a alguno. Dicen que así fue como perdieron a la ciudad de Pelusio (actual Puerto Said).
Es curiosa la historia de Bastet, la diosa gata. La mitología cuenta que Ra, dios del sol, cansado de la rebelión de los hombres, envió a su hija que tomó el aspecto de una leona, Sekhnet, furiosa y sanguinaria, que tomó iniciativa propia y comenzó a aniquilar a los hombres. Entonces Ra, tuvo que enviar a un guerrero, Onuris, que amansó a Sekhnet, convirtiéndola en Bastet, una diosa maternal que se hizo muy popular en el pueblo egipcio.
Bastet se convirtió así en la diosa de la música, de la danza, de la alegría y de la maternidad. Muchos historiadores creen que es el antecedente pagano a la adoración a la Virgen María. Era representada como una mujer con cabeza de gata o a menudo como un gato sentado, de cuello estilizado. De todas las razas de gatos actuales, el abisinio sería el más parecido a esa representación.
En la edad media europea fueron menos afortunados, eran perseguidos de forma totalmente erronea por considerarse aliados de causas diabólicas y portadores de enfermedades. Aunque esta idea fue perdiendo fuerza cuando empezó a valorarse su rol en la lucha contra las ratas, que trasmitían enfermedades como la peste.
Actualmente los gatos domésticos se encuentran agrupados en diversos clades (o grupos genéticos), encontrándose en el rastreo del ADNm cinco hembras ancestrales para todas las subespecies gatunas, los mismos rastreos genéticos señalan una filiación directa de los gatos domésticos actuales con los gatos salvajes del Medio Oriente, no encontrándose la misma proximidad ni con los gatos salvajes africanos (Felis silvestris lybica) , ni con los gatos salvajes europeos (Felis silvestris silvestris). El ancestro común a todos ellos vivió en Oriente Próximo hace 130.000 años. Eras gatos silvestres que vivían alrededor Mesopotamia y en la zona pegada al Mediterráneo de lo que hoy es el sur de Turquía (Creciente Fértil).
La humanidad empezó a ser sedentaria y a cultivar la tierra entre hace 10.000 a 12.000 años precisamente en esa región del globo. Estos científicos creen que la domesticación del gato salvaje ocurrió media docena de veces más o menos porque encontraron cinco linajes de ADN mitocondrial en los gatos modernos.
La prueba histórica más antigua de la domesticación del gato viene dada por determinadas piezas de arte egipcio del siglo 20 antes de Cristo. Y las prueba arqueológica más antiguas que revelan esta domesticación, encontradas en 2001 en Chipre, consiste en un esqueleto de gato que fue enterrado con un humano hace 9500 años (Science, 9 April 2004, p. 189).
El gato doméstico fue denominado Felis catus por Carolus Linnaeus en su obra Systema Naturae, de 1798. Johann Christian Daniel von Schreber llamó Felis silvestris al gato salvaje en 1775. Es considerado, actualmente, una de las subespecies del gato salvaje: por las estrictas reglas de prioridad del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica, el nombre de las especies debería ser F. catus desde la primera publicación de Linnaeus. Sin embargo, en la práctica, la mayoría de los biólogos utilizan F.silvestris para las especies salvajes y F. catus sólo para las formas domesticadas.
En la opinión Nro. 2027, publicada en el Volumen 60 (Parte I) del Bulletin of Zoological Nomenclature (31 de marzo de 2003), la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica confirmó la utilización de F. silvestris para denominar al gato salvaje y F. silvestris catus para las subespecies domesticadas. F. catus sigue siendo válido si la forma domesticada es considerada una especie separada.
Johann Christian Polycarp Erxleben llamó Felis domesticus al gato doméstico en su obra Anfangsgründe der Naturlehre and Systema regni animalis, de 1777. Este nombre y sus variantes Felis catus domesticus y Felis silvestris domesticus son vistos a menudo, pero no son nombres científicos válidos bajo las reglas del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica.
Durante la Edad Media, se pensaba que eran familiares de las brujas o personas que realizaban experimentos y cultos mistéricos con su conocimiento de la naturaleza. A veces se los quemaba vivos o se los tiraba desde la cumbre de edificios altos durante las festividades. En el mundo occidental es común la creencia de asociar al gato negro con la mala suerte (aunque hay excepciones, por ejemplo, en el Reino Unido). Para las personas supersticiosas, cruzarse con un gato negro de forma súbita, es augurio de infortunios. De hecho, se dio el caso de culpar a los gatos de transmitir la peste bubónica, con lo que fueron exterminados en masa en pueblos y ciudades, algo totalmente erroneo ya que contribuyeron a que se multiplicara la población de ratas, auténticos propagadores de la plaga, cuando se dieron cuenta de las habilidades de los gatos como cazadores de roedores, las ratas fueron diezmadas por los felinos.
En tiempos más modernos, la Iglesia Católica ha declarado también como santos patrones de los gatos a San Antonio de Abad, San Francisco de Asís y San Martín de Porres incluyendo a este felino con los demás animales domésticos, similar a los antiguos egipcios sin importar la raza y el color. Es uno de los doce animales del ciclo de 12 años del zodíaco vietnamita, relacionado con el calendario chino (en este último, el signo zodiacal es el conejo o también gato).
En el Tibet se les considera desde tiempos inmemoriales guardianes de reliquias y templos, posiblemente por la robustez ostensible e inteligencia atribuida a la variante siamesa que allí en la cima del mundo, se desarrolla. Animal sagrado, venerado y a veces mimado excesivamente, en el seno del budismo tibetano se le considera acompañante en el tránsito obituario, y, en los sueños lúcidos, el subconsciente del que sueña (o viaja) es representado por un gato gigante, obeso, mudo y bonachón.
En la actualidad, el gato es una de las mascotas más queridas y presentes en los hogares, dado que son apreciados aunque, como animales de compañia, rara vez realicen aportaciones como cazar roedores por la casa. Los gatos caseros no necesitan muchas horas de cuidado diario ni salir a pasear, aunque requieren pienso de calidad, un lugar cómodo y calentito para descansar, asi como mimos para ronronear. Al contrario de lo que la mala prensa dice sobre que los gatos son ariscos y poco fieles, los felinos domésticos forman fuertes vínculos con las personas que los cuidan, buscandolos para jugar y ser atendidos, ronroneando y frotandose.
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